La
amistad (del latín amicus; amigo, que deriva de amore, amar) es una relación afectiva entre dos o más personas. La
amistad es una
cajita de cristal.
Pequeña,
transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor.
Un
cristal fino donde te reflejas. Material en el que están hechos tus
sueños. Son porciones de tu
corazón que intentas que no se rayen
nunca. Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas. Es eso que recoges por el camino y guardas en tu
cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo. Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes. Eso que más allá del mundo encuentras. Eso que te abraza cuando piensas que no puedes más. Algo que lamentas no ver. Porque el
amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo
sientes. Y, aunque se encuentre sentado a tu lado, tú nunca lo ves como la materia física que es. Su esencia oculta entre los pliegues del terciopelo de tu
cajita de cristal. A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia. Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes. Es aquello por lo que darías todo.
Menos tu
cajita de cristal…



Compañeros hay muchos, verdaderos amigos solo unos pocos:










